Decenas de civiles del oeste de la ciudad septentrional de Mosul que han huido de las zonas que todavía controla el grupo yihadista Estado Islámico (EI) están siendo rescatados por las fuerzas iraquíes.
Según pudo constatar Efe, una oleada de personas están llegando a las afueras del casco antiguo de Mosul, donde se libra la fase final de la ofensiva que fue lanzada el pasado 19 de junio.
Varios de los civiles, que se encontraban heridos, han tenido que ser trasladados en ambulancias hacia las clínicas más cercanas de la mitad occidental de la urbe iraquí, que fue el feudo principal de los extremistas en Irak, para recibir atención médica de urgencia.
Rabi, de 38 años y cubierto de polvo, cuenta a Efe que desde el pasado martes ha vivido una pesadilla con su familia.
Con solo la ropa que lleva encima y junto a su mujer y sus cuatro hijos asegura que no se moverá de donde está hasta que llegue un familiar que falta.
Dice que era funcionario del departamento de Comunicación de la Universidad de Mosul, y que ahora no tiene nada.
A 45 grados de temperatura, las familias se agolpan para entrar en vehículos que les facilitan los militares, mientras los oficiales les hacen preguntas individuales, los cachean por si llevan cinturones de explosivos y revisan el contenido de sus bolsas.
Un niño, que ha escapado del yugo del EI, grita mientras agarra una jaula donde lleva a sus dos periquitos.
Las ONG consideran que todavía hay decenas de miles de familias atrapadas en la zona histórica de Mosul, donde los yihadistas resisten el avance de las fuerzas de seguridad.
El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, aseguró tras la toma ayer, jueves, por el Ejército de la emblemática mezquita de Al Nuri, donde el EI proclamó su califato, que la reconquista de este templo suponía el fin de los yihadistas en Irak.