Kamashi Washington es uno de los fenómenos del jazz actual y como tal se le esperaba este domingo en su estreno en el 52 Festival de Jazz de San Sebastián. Quizá las expectativas no se han satisfecho del todo en una noche en la que el sorpresón ha llegado con otro saxofonista, Donny McCaslin.
Washington ha llegado arropado por el prestigio que se ha ganado entre la crítica tras la hazaña de editar en 2015 un triple álbum de 172 minutos, “The Epic”, con temas propios en su gran mayoría.
Hoy, desprovisto de la orquesta y los coros de esa grabación, el joven músico californiano, de 36 años, se ha presentado en la Plaza de la Trinidad acompañado de seis instrumentistas, entre ellos su padre, Rickey Washington, a la flauta y el saxo soprano, y de la cantante Patrice Queen, que interviene también en el disco.
El saxofonista ha buscado el espectáculo y ha acabado primando la fuerza instrumental sobre los matices, en apabullantes interpretaciones al unísono y en frenéticos solos.
Washington ha dado además muchísimo espacio a sus compañeros -espectaculares Brandon Coleman en los teclados y Jonathan “The Machine” Pinson en la batería-, tanto que como protagonista de la velada casi ha desaparecido.
Pero han sido dos horas de concierto y ha habido tiempo para la reaparición, para mostrarse con su saxo tenor como el músico superdotado que es, también en los fraseos calmos, con momentos absolutamente extraordinarios.
El concierto arrancaba con “Askim”, tema de “The Plan”, el primer disco de “The Epic”, y ha terminado con el pegadizo “The Rhythm Changes”, del mismo álbum, a modo de compendio de lo ofrecido hoy por este músico de Los Ángeles, que tocó con la big band de Gerald Wilson, uno de sus grandes héroes.
“Leroy and Larisha”, asimismo de su triple trabajo, ha sido otra de las canciones de la noche, al igual que “Black Man”, composición de Brandon Coleman con letra de Patrice Queen.
Dos horas de tirón y despedida sin bises en la Plaza de la Trinidad para una de las estrellas de esta 52 edición del Heineken Jazzaldia.
En este mismo escenario sorprendió ya el pasado año Donny McCaslin, en el concierto del regreso al presente de Steps Ahead, de la mano del vibrafonista Mike Manieri.
Esta vez ha vuelto como líder de un cuarteto y el saxofonista estadounidense ha sido pura energía, expresividad y pasión.
Junto a Jonathan Maron (bajo) Nate Wood (batería) y un Jason Lindner formidable en los teclados, McCaslin se ha empleado más que a fondo desde la apertura con “Shake Loose”, primer corte de su último álbum, “Beyond now”, al cierre con “Fast Future”, primer tema que da título a su anterior trabajo.
Ha interpretado también nuevas canciones -una compuesta hace dos semanas- y no ha faltado una versión fabulosa de “Blackstar”, del último disco del gran David Bowie, quien recurrió a su cuarteto para esa grabación aconsejado por Maria Schneider.
“La comunicación entre los músicos y con el público es la magia del jazz”, aseguraba esta mañana el saxofonista en rueda de prensa. Esta noche ha puesto buen empeño en ello, también de palabra, con una “chuleta” que le ha guiado para saludar en euskera y para indicar en castellano qué temas iba a tocar o había tocado.
Antes de la doble sesión de “la Trini”, Robert Glasper Experiment había ofrecido en el auditorio del Kursaal un concierto de comienzo atronador que, una vez ajustado el sonido, siguió siendo torrencial, pero pasó de molesto a muy interesante.
Fueron dos horas de música propia y versiones llevadas a un terreno muy personal, desde el inicial “Tell Me a Bedtime Story”, de Herbie Hancock, al “Roxanne” de The Police casi al final.
Justin Tyson a la batería, Burniss Travis II al bajo y Mike Severson guitarra son los compañero de Glasper que, atento a los teclados, dejó el peso del concierto al saxofonista Casey Benjamin, voz también del grupo.