Astrónomos han medido por primera vez la zona en la que se produce la aceleración de las partículas que forman los chorros de un agujero negro, y que puede llegar a los 30.000 kilómetros, ha informado hoy el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
Las observaciones, que se han llevado a cabo desde el telescopio William Herschel, ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma, y desde un satélite de la NASA, ayudan a esclarecer como se forman los chorros de los agujeros negros.
El trabajo ha sido publicado en la revista Nature Astronomy, y los astrónomos han medido el retraso producido entre los rayos X y la luz visible de un chorro expulsado por el agujero negro V404 Cygni, uno de los más estudiados de la Vía Láctea.
Se supone que nada puede escapar de un agujero negro y, sin embargo, mientras crecen al “absorber” material de una estrella cercana, salen expulsados de sus proximidades jets o chorros de energía súper energéticos, ha recordado el IAC.
Si bien continúa siendo un misterio cómo se forman esos chorros, se sabe que son una “sopa caliente” de plasma que alcanza velocidades relativistas, es decir, próximas a la de la luz, explican los astrónomos, reporta Efe.
En este trabajo se han utilizado dos instrumentos: ULTRACAM, una cámara de alta velocidad instalada en el Telescopio William Herschel (WHT), y NuSTAR, un telescopio espacial de la NASA orbitando la Tierra.
Combinando ambas observaciones los investigadores hallaron un retraso de 100 milisegundos (0,1 segundos) entre los rayos X y los destellos de luz visible.