El actor Harry Dreyfuss, hijo del también actor Richard Dreyfuss, acusó a Kevin Spacey de haberle manoseado cuando tenía 18 años y delante de su padre, que no se percató de lo que ocurría.
El joven, que ahora tiene 27 años, asegura en una carta remitida al portal Buzzfeed News -que fue el primero en sacar a la luz los supuestos abusos de Spacey- que en las Navidades de 2008 fue a visitar a su padre a Londres, donde participaba en la obra “Complicit” en el teatro Old Vic que dirigía Spacey.
Una noche acompañó a su padre a un ensayo al apartamento de Spacey para ayudarle dando las réplicas.
Allí, el protagonista de “American Beauty” se sentó junto a él en un sofá y le puso la mano en el muslo. El joven se levantó y se movió a otro asiento, donde Spacey le siguió y repitió la maniobra y empezó a mover la mano hasta situarla en la entrepierna de Harry y manosearle.
“Mi mente se quedó en blanco”, afirma el joven en su relato. “Mirándole a los ojos, le dirigí una leve sacudida de cabeza. Trataba de advertirle sin alertar a mi padre”.
Su padre estaba en la misma sala y no se enteró de lo que ocurría. Contactado por BuzzFed, Richard Dreyfuss confirmó que no supo lo ocurrido hasta que su hijo se lo contó años más tarde, reporta Efe.
“Pensé que estaba protegiendo a todos. Estaba protegiendo la carrera de mi padre. Estaba protegiendo a Kevin, a quien seguramente mi padre habría intentado golpear. Me estaba protegiendo, porque pensé que algún día me gustaría trabajar con este hombre. Kevin no reaccionó y mantuvo su mano allí. Mis ojos volvieron al guion y seguí leyendo”, recuerda ahora.
Pero tras ver la cantidad de acusaciones de abusos sexuales contra Harvey Weinstein y cómo las mujeres se unían para denunciar este tipo de comportamientos, pensó que tenía que hablar públicamente de lo que le pasó con Spacey.
“Al minimizar mi propia experiencia todos estos años, involuntariamente participé en minimizarlo para todos”, reconoce, antes de añadir: “Mirando atrás, lo que me repugna de Kevin fue lo seguro que se sentía. Sabía que podía acariciarme estando en una habitación con mi padre y que no diría una palabra. Sabía que no tendría valor. Y no lo hice”