La docena de oros que le dio la arquería en los XVIII Juegos Bolivarianos dan muestra del poderío en este deporte de Colombia, que aprendió a ganar con Sara López, dio el salto de calidad con el entrenador venezolano Heber Mantilla y se alimenta del compromiso de sus deportistas.
Esta cosecha de medallas fue mayor a la presupuestada, según expresó Mantilla a Efe, porque los primeros lugares en recurvo masculino “no estaban entre las expectativas”.
Asimismo, reafirman que los resultados de los últimos años, que incluyen títulos mundiales y puntuaciones exuberantes, no son casualidad.
“Nosotros ya somos potencia a nivel mundial, un equipo fuerte que miran con respeto. Nos lo hemos ganado porque lo trabajamos muchísimo”, apostilló Ana María Rendón, principal referente en recurvo con participaciones en las olimpiadas de Londres 2012 y Río 2016.
Ese paso hacia la gloria “no fue de la noche a la mañana”, pero sí tuvo un momento determinante que todo el equipo colombiano recuerda: López ganó oro en individual en la Copa Mundo de tiro con arco de Anatolia (Turquía), en 2013 y junto a sus compañeras Alejandra Usquiano y Aura María Bravo, completó la hazaña con otra presea dorada en equipos durante la misma competición.
“No éramos nada en el tiro con arco. Nadie daba un peso por nosotros, pero gané esa primera medalla individual. Desde ese día empezamos a surgir”, relató a Efe López, la gran figura en los Bolivarianos de Santa Marta.
Después de ese primer gran logro, fue Usquiano quien obtuvo el metal dorado en la Copa Mundo de Medellín ese mismo año, para despertar por completo una fiebre entre los colombianos que practicaban sin mayores aspiraciones la arquería en el país.
“Se fijaron en nosotros y vino el apoyo”, contó el deportista Camilo Cardona, y agregó convencido que “ahí es donde comienza esta gran historia del tiro con arco colombiano que estamos nosotros narrando”.
Desde allí, los cafeteros empezaron a estar en el podio “siempre” y se convirtieron en “referente mundial”, en gran parte por la llegada al país del venezolano Mantilla, quien además de detectar el talento, inicialmente en el departamento de Risaralda, donde halló a López, pulió la técnica y trabajó en la mente del deportista.
“Cuando me vio, le dijo a mi papá: ‘Esa niña va a ser campeona mundial algún día’. Mi papá no le creyó, pero ese era mi gran sueño”, comentó López.
En eso coinciden los demás arqueros, quienes recuerdan que les organizó hasta los arcos y confió de entrada en el talento colombiano, para elevarles la confianza.
“Él sabe mucho de técnica y fuerza mental, por eso empezamos a llegar tan lejos”, acotó la arquera que duró 1.033 días como la número uno del mundo.
Para Mantilla, el éxito ha sido más responsabilidad de una buena planificación y del compromiso de los deportistas. Y le resta protagonismo a su papel, pese a que desde hace cerca de cinco años ‘cambió el chip’.
“Es un proceso de años, no fue de la noche a la mañana. La innovación fue buscar apoyo y una contratación a nivel de monitores y evaluación de los técnicos para ir progresando en el desarrollo de la disciplina”, expresó el venezolano.
Tras el baño dorado en los Bolivarianos, los de compuesto le apuestan a seguir “en la cima” mientras esperan que algún día su modalidad llegue a ser olímpica, informa Efe.
Y los de recurvo se ilusionan con un buen ciclo para estar en Tokio 2020. “Hay que hacer un plan fuerte para la próxima olimpiada. Queremos lograr la clasificación del equipo completo”, subrayó el arquero Andrés Pila.