Los chilenos acudieron a las urnas para elegir un nuevo presidente, renovar la mayor parte del Congreso y otros cargos en una jornada en la que algunos incidentes aislados no rompieron el ambiente festivo que imperó en un domingo soleado y de cielo primaveral.
Al mediodía local (15.00 GMT) ya estaban instaladas las 42.890 mesas de votación distribuidas en 2.156 locales de todo el país y, por razones de diferencia horaria, el 90 % de otras 162 repartidas en 62 países de todos los continentes.
A esa hora también habían votado la presidenta Michelle Bachelet y los ocho candidatos que disputan la Presidencia en esta jornada, en la deben elegirse también 23 senadores, de un total de 50, la totalidad de la Cámara de Diputados, de 155 bancas, y 278 consejeros regionales.
Las abrieron a las 8.00 hora local (11.00 GMT) y deben funcionar durante diez horas antes de los escrutinios, que en los locales de votación son públicos, con el presidente de cada mesa voceando los resultados en voz alta y la presencia de apoderados de los partidos que pueden objetar votos que les parezcan dudosos.
Los de hoy son los primeros comicios regidos por un nuevo sistema electoral proporcional que sustituye al binominal vigente desde la recuperación de la democracia en 1990.
El padrón electoral, de 14,3 millones de votantes, incluye a unos 40.000 residentes en el extranjero, que por primera vez pueden elegir al presidente desde sus lugares de residencia.
La jornada se vio empañada en las primeras horas del día por la quema de dos autobuses, uno en Santiago y otro en la sureña región de La Araucanía, donde también fueron incendiados un galpón y un tractor y se bloquearon caminos rurales con árboles previamente derribados que luego fueron incendiados, según informó el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy.
Un fiscal que investigaba el incendio de un autobús en el municipio de Collipulli fue emboscado en el sitio del suceso con disparos y árboles derribados y debió retirarse protegido por la policía.
“Es importante que la gente asista y elija a quién quiera que represente a Chile. Ese es mi llamado, a votar”, dijo la presidenta Michelle Bachelet tras emitir su voto en Santiago, cuando manifestó además su convicción de que la elección presidencial no se resolverá hoy, sino en la segunda vuelta del próximo 17 de diciembre.
El conservador Sebastián Piñera, favorito de las encuestas para ganar un segundo periodo en la Moneda, tras haber gobernado entre 2010 y 2014, tuvo un domingo agitado, con la ocupación de su sede electoral por un grupo de jóvenes de ultraizquierda que posteriormente fueron desalojados y detenidos por la policía.
“Piñera no sabe lo que es ser chileno (…), es el símbolo de la corrupción”, declaró Victoria Cárdenas, una de las manifestantes.
A la misma hora, Piñera votaba en la Escuela República de Alemania, en el centro de Santiago, en el marco de enfrentamientos verbales entre partidarios y detractores del exgobernante, que ya en la mesa se equivocó al doblar el voto y debió ser auxiliado en la tarea por los vocales de la mesa.
“Porque conozco a mis compatriotas, sé que van a elegir los caminos correctos, aquellos que llevan a tiempos mejores”, comento después el millonario empresario, que repudió la toma de su sede y los gritos en su contra señalando que “la democracia tiene que ser una fiesta en la que cada uno pueda expresar su opinión libremente, pero sin violencia. La democracia tiene que estar a favor de algo y no contra algo”.
El candidato oficialista, Alejandro Guillier, votó en Antofagasta, al norte del país, donde afirmó que hoy se enfrentan dos proyectos de país, por lo que “que el voto de hoy es un voto histórico” y consideró que la jornada ha sido “limpia, transparente y muy participativa”.
La senadora Carolina Goic, candidata de la Democracia Cristiana, votó en la austral ciudad de Punta Arenas, donde aseguró, respecto del resultado que espera obtener, estar “muy tranquila con el trabajo realizado, con una propuesta sólida de gobernabilidad, del trabajo bien hecho, de actuar con convicción y no con cálculos”.
En Santiago, el progresista Marco Enríquez-Ominami, que compite por tercera vez en una presidencial, reiteró su llamado a otros candidatos, especialmente Alejandro Guillier, y a figuras como la presidenta Michelle Bachelet, de quien se considera su heredero político, a que lo apoye en la segunda vuelta.
La periodista Beatriz Sánchez, candidata del izquierdista Frente Amplio, se declaró tras votar “súper orgullosa de ser la primera candidata del Frente Amplio, súper orgullosa de lo que hemos logrado, súper orgullosa de lo que va a venir después”.
El ultraderechista José Antonio Kast, identificado con los nostálgicos de Augusto Pinochet, se declaró satisfecho de haber instalado en el debate publico el tema “de los valores” y el senador Alejandro Navarro, identificado con Hugo Chávez y Venezuela bolivariana, dijo que apoyará en segunda vuelta a quien se comprometa a eliminar el sistema privado de pensiones, informa Efe.
Una nota diferente la aportó el profesor jubilado Eduardo Artés, candidato de la marxista leninista Unión Patriótica, que llegó a votar con una bandera de Corea del Norte al hombro.