Búsqueda del submarino argentino, ‘en horas críticas’ tras 13 días perdido

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La Armada Argentina aseguró que se viven “horas críticas” y de “mucha incertidumbre” en la búsqueda del submarino ARA San Juan, después de 13 días desaparecido en el Atlántico sur con 44 tripulantes a bordo y con unas circunstancias meteorológicas que no favorecen los rastreos en el fondo del océano.

“Es una situación muy complicada, crítica, angustiante, de tensión y preocupación para los familiares y con toda la Armada comprometida”, subrayó ante la prensa el capitán de navío Enrique Balbi, la única voz autorizada en la Armada para dar a diario los partes oficiales del desarrollo de la búsqueda.

A estas alturas, cuando están por cumplirse dos semanas de la última comunicación con el submarino y con unos familiares divididos entre quienes creen que ya no hay nada que hacer por sus seres queridos y los que mantienen la esperanza y la fe de que volverán a casa, la incesante búsqueda trata de obtener frutos y localizar atisbo alguno de la nave.

“En este momento, el sentimiento de cada buque que está en la búsqueda, de todas las tripulaciones, es de dar el máximo esfuerzo hasta conseguir el objetivo final, que es encontrar el submarino“, dijo a Efe el capitán de fragata Fernando Sabadín sobre el ARA Patagonia, buque que cumple tareas de logística llevando alimentos, agua y combustible a otros barcos que participan de la búsqueda.

Actualmente, y en torno a la zona donde se registró una explosión el mismo día en que desapareció el sumergible, más de 4.000 personas y medios aéreos, navales y logísticos de 13 países colaboran para hallar lo antes posible el aparato y a sus tripulantes, cuyo estado se desconoce.

Se trata de un radio de 36 kilómetros que implica una superficie circular de casi 4.000 kilómetros cuadrados, entre los 200 y 1.000 metros de profundidad, según reiteraron hoy autoridades castrenses.

Como ya ha ocurrido otros días, la meteorología hoy no es buena, con “vientos regulares y olas de entre dos y tres metros”, explicó Balbi, por lo que se demora la llegada del buque noruego Sophie Siem (de la empresa Sipetrol), que porta un minisubmarino de Estados Unidos que puede descender hasta los 600 metros de profundidad.

Sin embargo, ya trabajan en el rastreo diversos buques argentinos y extranjeros y, especialmente, el “Skandi Patagonia” de la empresa Total, con personal de la Armada y equipamiento de rescate del país norteamericano.

Esta madrugada zarpó la corbeta argentina Robinson con un vehículo sumergible ruso con alcanza un área de operaciones de entre 200 y 300 metros, mientras que se mantiene para el 5 de diciembre la llegada del buque Yantar, de esa misma nacionalidad, con equipamiento de alta tecnología de inspección subacuática y que puede efectuar búsquedas a profundidades de hasta 6.000 metros.

Este es un “operativo humanitario sin precedentes”, destacó el capitán de navío, quien insistió en que, a pesar de ser “horas críticas”, “de mucha incertidumbre”, y de haber pasado tantos días sin noticias del buque, no hay fecha de finalización de la búsqueda ni de retiro de las unidades extranjeras.

“Son momentos decisivos y, a veces, por ahí uno se baja, por eso estamos todos juntos y unidos, para tratar de darnos esperanzas y que estemos fuertes”, reconoció en la Base Naval de Mar del Plata -adonde hace más de una semana tenía que haber arribado el submarino y donde aguardan los familiares- Marta Vallejos, hermana de Celso Oscar, sonarista del submarino.

La división entre los familiares se hizo patente el lunes, cuando Itatí Leguizamón, esposa del radarista Germán Oscar Suárez, aseguró que fue agredida por allegados de otros marineros después de que ella diera por hecho en televisión “que están muertos”.

Las autoridades, por su parte, no se aventuran a decir cuál es el estado de los marineros hasta tanto no se localice la nave.

En las últimas horas, no han sido pocas las críticas que a través de la prensa se han vertido hacia la Armada, luego de que se filtrara el texto integro del mensaje que el comandante del ARA San Juan envió, poco antes de desaparecer, para alertar de un ingreso de agua por el sistema de ventilación que llegó a las baterías y ocasionó cortocircuito y un principio de incendio.

Balbi aclaró este martes que “hace más de una semana” que se venía informando públicamente sobre esa avería, pero agregó que el cuerpo castrense no podía mostrar el documento filtrado porque vulneraría la ley.

“Subsanada la avería siguió navegando”, subrayó el portavoz de la Armada, que ayer ya había detallado que tras ese cortocircuito se aisló “eléctricamente la batería” y el submarino pudo proseguir en inmersión con su recorrido hacia la base en Mar del Plata propulsado por el circuito de popa.

En este sentido, el portavoz insistió en que nunca se consideró ese “principio de incendio” como una “emergencia o avería de gran magnitud” y que el mismo comandante del ARA San Juan, “con 22 años de experiencia”, tampoco le dio importancia, ya que de haber sido así “él mismo hubiese salido a superficie e informado al comandante para que le acompañe a un puerto”, informa Efe.

El último paradero conocido del submarino fue a unos 432 kilómetros de la costa patagónica argentina, donde estaba de camino desde la base naval de Ushuaia, la más austral del país, a Mar del Plata.