La lucha medioambiental para frenar los pies al gigante del cambio climático ha sufrido duros golpes durante el primer año de Donald Trump al frente de la Casa Blanca, en el que Estados Unidos ha dado un giro de 180 grados.
La salida del Acuerdo de París, la eliminación del Plan de Energía Limpia contra las emisiones, los recortes en políticas medioambientales, la expansión de las zonas abiertas a perforaciones petrolíferas y la reducción de parques naturales para su explotación son las principales decisiones tomadas bajo el mando de Trump.
El presidente de la mayor potencia mundial no cree que el cambio climático sea real y considera que fue una invención del Gobierno chino para lastrar la competitividad de la industria estadounidense.
“El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos con objeto de hacer a las manufactureras estadounidenses no competitivas”, aseguró en su perfil de Twitter ya en 2012.
Estas mismas Navidades, cuando una tormenta congelaba grandes ciudades como Nueva York, el magnate volvió a Twitter para burlarse del cambio climático diciendo que, dadas las bajas temperaturas, EEUU necesitaba “una buena dosis de calentamiento global”.
Para Guillermo Douglass-Jaimes, profesor de Análisis Medioambiental del Pomona College de California, la “indiferencia” de Trump hacia la protección del medio ambiente quedó patente con la salida del acuerdo sobre el clima de París de 2015, convirtiendo a EEUU en el único país fuera de este pacto, reporta Efe.
En unas declaraciones, el experto destacó el papel que ha jugado la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), dirigida por Scott Pruitt, un escéptico del cambio climático y defensor de la industria de combustibles fósiles al que Trump encargó la defensa del clima.