El caudillo, nacido el 30 de enero de 1903, fue un jurista y político bogotano que tuvo un origen humilde, pero eso no le impediría llegar a ser el hombre que partió en dos la historia contemporánea del país.
Gaitán se interesó en la política desde muy joven. En 1918 ya estaba apoyando candidaturas presidenciales liberales, y en 1919 se destacaba como orador en las protestas contra el presidente conservador de turno.
Se graduó como abogado de la Universidad Nacional de Colombia (1924) y en Italia hizo un doctorado (1928) en jurisprudencia en la Universidad Central de Roma. Su tesis fue magna cum laude, y obtuvo el premio Enrico Ferri de las manos del mismo Ferri.
En 1928, año en el que regresa a su país, es elegido representante a la Cámara, encabeza manifestaciones contra la corrupción y empieza a investigar la masacre de las bananeras cometida por la multinacional estadounidense United Fruit Company. Su espíritu antimperialista empieza a crecer junto a su reconocimiento como un líder popular nacional.
Fue presidente de la Cámara de Representantes, presidente de la Dirección Nacional Liberal y Rector de la Universidad Libre en el mismo año: 1931. Dos años después decide crear su propio movimiento político de liberales de izquierda por su inconformismo con la timidez reformista del presidente Enrique Olaya Herrera, quien pertenecía a su mismo Partido Liberal.
La Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria de Gaitán fue un intento por fuera del bipartidismo tradicional de los partidos Liberal y Conservador. Con dicho movimiento planteó la necesidad de una reforma agraria.
Ese movimiento logró adeptos en el campo y en la ciudad, pero terminó disolviéndose en 1935 por la represión y las acusaciones de comunismo. Gaitán terminó regresando a las filas del Partido Liberal y en 1936, año en que estallaba la Guerra Civil Española, se posesionaba como alcalde de Bogotá y contraía matrimonio con Amparo Jaramillo.
Su mandato como alcalde, con importantes logros sociales y algunas medidas extremas, terminó por presiones de la derecha. Pero su carrera política continuaría: en 1939 fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia y ministro de Educación por corto tiempo, y en 1946 empezó su carrera por la presidencia.
Fue candidato disidente del Partido Liberal, que llegó dividido a las elecciones, en las que ganó el Partido Conservador, con Mariano Ospina Pérez. Sin embargo, en las siguientes elecciones legislativas (1947) el liberalismo logró unas importantes mayorías que lo harían soñar con la presidencia en 1950.
Para ese entonces, Gaitán, que ya se enfrentaba contra la oligarquía colombiana, había sido nombrado jefe único del liberalismo y se daba por hecho que sería el siguiente presidente de la república. Sin embargo, esa posibilidad histórica fue frustrada el 9 de abril de 1948 con el magnicidio del caudillo, que desató una crisis social, política y de orden público sin precedentes en el país (El Bogotazo) cuyos efectos llegan hasta hoy.
Las ideas
“El fenómeno ruso de hoy es uno, el ideal comunista es otro”, Jorge Eliécer Gaitán.
Gaitán tuvo ideas innovadoras para su época y contexto que pueden rastrearse en sus trabajos académicos (como su tesis de pregrado “Las ideas socialistas en Colombia”), en sus discursos y en su actividad política. Su hija, Gloria, se ha encargado de mantener vivo su pensamiento durante estos 70 años.
De hecho, ella misma, al hablar sobre los móviles de la CIA para querer asesinar a su padre, dice que Gaitán era socialista (no comunista) y creía necesario “tener un control sobre el capital financiero, nacionalizar los recursos naturales, pedía la nacionalización de los servicios públicos, es decir, tenía un modelo anticapitalista y era antimperialista”.
Sin embargo, sin ser anticomunista, Gaitán tampoco era marxista. Él tenía una visión de socialismo diferente al europeo y al comunista, empezando porque desde el punto de vista científico no compartía el determinismo económico ni el materialismo histórico. Eso, según su hija, hizo que aparte de la oligarquía colombiana tampoco lo quisiera el Partido Comunista, que respondía a la línea ortodoxa proveniente de Moscú.
Por otro lado, el caudillo no era partidario de la democracia representativa porque el pueblo no es una unidad y por tanto, al haber unos “que tienen el sartén por el mango”, no habría un verdadero gobierno del pueblo y para el pueblo. Él se inclinaba más por una democracia directa, pero entendía que para que eso funcionara había que cambiar la cultura política de la gente. Eso en su época era novedoso.
En todo caso, pese a criticar la democracia representativa, consideraba el voto como un deber que debería ser obligatorio y señalaba la abstención, que aún continúa, como un problema.
El pensamiento de Gaitán es complejo y extenso, pero constante y firme. Hay tres elementos fundamentales, pero no únicos: sus ideas socialistas en lo económico y social, ideas liberales en lo político y su conciencia en el valor de la cultura colectiva en la táctica. Sobre este andamiaje se ubica su nacionalismo y antimperialismo, entendido como soberanía; su propuesta para democratizar el crédito bancario (Plan Gaitán), su iniciativa para que los cargos públicos no tuvieran sueldos exorbitantes frente al resto de la población, así como varias ideas y propuestas que siguen teniendo vigencia 70 años después de su muerte física. Anadolu