Por segundo año consecutivo, cientos de personas se concentraron hoy en el centro de Washington para manifestarse a favor de la Ciencia y para presionar a los políticos de todo el mundo para que elaboren políticas con base a las investigaciones empíricas demostradas.
En un ambiente festivo, decenas de investigadores y cientos de simpatizantes, se dieron cita en la explanada del emblemático National Mall armados apenas con pancartas y con un mensaje claro: es necesario defender a la Ciencia.
Durante toda la mañana, diversas ponencias y mesas redondas hicieron las delicias de los de presentes, que portaban pancartas en los que se podían leer mensajes como “la Ciencia le dice la verdad al Poder” o “la Ciencia sirve al sentido común”.
“Buscamos restablecer un balance más equilibrado entre nosotros, como sociedad, y el resto del Planeta. No sólo ahora, sino en generaciones futuras. Por eso es fundamental para nosotros alzar la voz en favor de la Ciencia“, declaró a Efe Luis Solórzano, director para el programa del Caribe de la organización The Nature Conservancy.
La Marcha por la Ciencia tiene su origen en abril 2017, cuando surgió en respuesta a los recortes en materia de ciencia, investigación y protección medioambiental que fueron anunciados por el presidente Donald Trump.
En este sentido, Solórzano no dudó en alabar los mecanismos del Estado que, según dijo, han impedido que, “a pesar de la retórica de ataque a la Ciencia” de la actual Administración, las partidas presupuestarias destinadas a la investigación se hayan visto afectadas.
A pesar de que la participación ha sido mucho menor este año, la comunidad científica ha vuelto a dejar clara su preocupación por lo que considera una peligrosa deriva del Gobierno de Estados Unidos, que desde la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca, ha abandonado el Acuerdo de París contra el cambio climático y ha eliminado numerosas normativas ambientales, informa Efe.
“Es fundamental para nosotros estar aquí, expresando nuestra voz en favor de la Ciencia, que es la herencia cultural más importante que tenemos como civilización”, concluyó Solórzano.