Foto: Archivo referencial
La lluvia no detiene a Tanishka, una transexual india que se dirige a su destino mientras protege con sus manos la tableta electrónica con la que examina a sus visitas. “¿Tomaste las medicinas?”, pregunta al llegar a la casa de una paciente, transgénero con VIH en pleno proceso de cambio de sexo.
Tanishka pertenece a una comunidad en Nueva Delhi de hijras -transexuales o travestidos que forman parte de una tradición milenaria en el subcontinente asiático- que trabaja en un proyecto que evalúa el estado de salud de pacientes con VIH.
Se lleva a cabo “gracias a un sistema centralizado que registra los datos personales” de afectados por este virus, informó a Efe la directora de la Alianza India contra el VIH/SIDA, Rosenara Huidrom, que lanzó el proyecto en 2017 en colaboración con la tecnológica IBM y el Fondo Mundial para la lucha contra el SIDA/VIH.
A través de la aplicación electrónica ‘eMpower’, que cuenta ya en el país con más de 4.700 usuarios transexuales, la asociación controla las dietas, la medicación y el estilo de vida de los infectados, además de ofrecer apoyo moral en una sociedad donde persiste el estigma del VIH como castigo a la homosexualidad.
Tanishka, de 19 años, formaba parte de una compañía de baile donde según dice era discriminada por moverse “como una chica” y ahora es una activista respetada en su comunidad y un ejemplo a seguir en un país en el que, según estimaciones de la ONU, en 2017 había 2,1 millones portadores de VIH -de los cuales 1,1 millones son usuarios ya de la aplicación ‘eMpower’- y se produjeron 70.000 muertes por enfermedades relacionadas con el sida.
Su paciente Swathi la recibe en su oscuro y diminuto cuarto una vez al mes, desde que empezó la terapia para el cambio de sexo. Allí Tanishka enciende su tableta y, mientras se carga la información, le pregunta cómo se ha sentido desde la última vez que se vieron.
“No te preocupes, yo soy como tú, solo tenemos que tomar la medicación y estarás bien”, explica la hijra que, pese a su juventud, ya ha pasado por la misma situación que su paciente de 25.
Durante el seguimiento, la activista recomendó también a la pareja de Swathi que acudiese a un hospital para realizar un chequeo médico, al tiempo que aprovechó para supervisar su dieta y medicación e insistir en la necesidad del uso del preservativo.
En Nueva Delhi se estima que el 86% de la comunidad transgénero es conocedora de su estado de VIH, y el 75% de los miembros de este grupo ejerce la prostitución debido a la discriminación, lo que multiplica el contagio, según datos de la Alianza India.
Así, a través de la tecnología se explica además a la comunidad transgénero cómo se transmite el virus, algo desconocido por muchos, o cómo deben reaccionar ante un posible contagio, debido al gran tabú que envuelve esta epidemia en parte de la sociedad india.
Un situación que ha mejorado desde que hace dos años el Parlamento indio aprobó una ley que garantiza los derechos de los enfermos de VIH, facilitándoles desde el acceso a la educación a la cobertura médica gratuita.
Neha, una joven transgénero que escuchó hablar por primera vez del VIH cuando a pesar de sus temores las hijras le animaron a hacerse un test, es otra de las beneficiarias de este proyecto tecnológico para portadores del virus.
La paciente recordó a Efe que solía pensar que si tenía el VIH “no habría remedio”, pero desde la Alianza India le “hicieron entender que es algo normal y que tomando pastillas podría controlar” su estado.
“Les ayudamos (…) a sentir que no están solas en el mundo, facilitamos la ruptura de los estereotipos”, señaló a Efe la trabajadora social Piya. EFE