Con “Más”, el disco más vendido de la historia de España, cuyo 20 aniversario se celebra mañana con un gran concierto, Alejandro Sanz dio un vuelco a su carrera, dejando atrás la estela de “músico para quinceañeras” y también su relación profesional con su hasta entonces productor fetiche.
“No fue una decisión mía. (Miguel Ángel Arenas) ‘Capi’ consideró que su etapa conmigo había terminado y se marchó de la grabación, pero mantengo con él la amistad”, asegura sin perder la sonrisa Alejandro Sánchez (Madrid, 1968) durante una charla con Efe en la que, ante todo, subraya: “En mi vida he sido muy honesto con todo el mundo”.
No habría sido extraño que hubiese perdido la cabeza. El fenómeno de masas que arrancó con “Viviendo deprisa” (1991) rara vez pisó el freno y a fecha de hoy al madrileño se le estiman 25 millones de copias vendidas en todo el mundo, además de haber ganado 20 Grammys Latinos y 3 Grammys.
En ese ascenso jugó un papel fundamental su cuarto álbum de estudio como Alejandro Sanz (hubo uno previo de 1989 como Alejandro Magno, “Los chulos son pa’ cuidarlos”, que pasó inadvertido).
“‘Más’ cumplió con creces todo lo que esperaba. Me dio todas las satisfacciones, a la gente que lo escuchó también, y prácticamente no había casa de este país que no lo tuviera”, destaca sobre un trabajo que despachó más de 2 millones de copias en España, 6 en todo el mundo.
Pasó un año entero trabajando en él, sin apenas salir del estudio. “Mi madre dejaba la comida en la puerta y solo entraban una hora al día a limpiar”, recordó en una reciente rueda de prensa.
De ahí el “más” del título. “Fue un intento de poner en palabras todo lo que trato de impregnar en un disco. Siempre creo que se puede dar más y que en esa búsqueda es donde está la excelencia”, ratifica.
“Si tú me miras” (1993), su segundo disco, que incluía la colaboración de Paco de Lucía, ya había obtenido buenas críticas. “Pero ‘Más’ y ‘El alma al aire’ (2000) fueron los discos con los que llegó mucha gente. Fue como: ‘Cuidado, no estamos hablando de un cantante de quinceañeras, sino de un tío que trabaja su música y se compromete con ella'”, reconoce.
Entre sus grandes logros, el sencillo “Corazón partío”, fusión de ritmos flamencos, poperos y latinos cuyo estribillo compuso en un hotel de Monterrey (México), asustado por los terremotos.
“Durante los 5 meses que tardamos en grabar el disco yo sentía que esta canción no estaba, pero no me atrevía a decirlo, porque se había invertido mucho dinero. El día de la mezcla exploté. El tema no me movía. Lo tiramos todo abajo y fue entonces cuando llamamos a Vicente Amigo, Rubem Dantas y a Alfredo Paixão para hacerlo en directo”, rememora.
En otro hotel, esta vez en Tenerife, grabó el primero de los aciertos del disco, la singular balada “Y, ¿si fuera ella?”, que escapaba de las estructuras clásicas. “Utilicé una cadencia un poco obsesiva, muy italiana, con cambios de tonos; parece que nunca va a acabar y eso crea una ansiedad emocional”, apunta.
“Amiga mía”, “Aquello que me diste”, “Si hay Dios”… Los sencillos se iban sucediendo y el disco se mantuvo 67 semanas en el número uno de las listas de ventas en España.
“El éxito es siempre abrumador, pero hay que acostumbrarse a él y tratar de utilizarlo en beneficio tuyo”, señala Sanz, antes de reconocer que “en algún punto” de su vida “las listas fueron muy importantes”. “Hoy en día me dan un poco igual. Lo importante es cuánta gente va a verte a un concierto”, proclama.
De ser así, ha de estar muy contento, porque las entradas para el de mañana se vendieron en solo media hora (aunque hubo varios días de preventa). Será además el último que acogerá el estadio Vicente Calderón antes de su cierre y consistirá en un espectáculo “único y exclusivo”, rodeado de invitados como Juanes y Manuel Carrasco para celebrar 20 años de “Más”.
La reunión tendrá así algo de aquel homenaje discográfico de la plana mayor de la industria que hace años convirtió “Papito” de Miguel Bosé en el gran éxito del año. Sanz, que declina pensar en recopilatorios y tiene la mente puesta ya en su próximo disco de estudio, bromea al respecto: “Yo todavía soy hijito, no papito”.