Cambios en ADN de animales domesticados afectarían el futuro de agricultura

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Expertos de la Universidad Estatal de Colorado (CSU) y de la Universidad de Toulouse (Francia) anunciaron que los cambios producidos en la secuencia genética de ciertos animales domesticados por seres humanos podrían tener consecuencias en el futuro de la agricultura.

El estudio, publicado en la revista especializada Scientific Reports, indica que la domesticación de animales iniciada por los humanos a finales de la última edad de hielo (hace unos 10.000 años) alteró el microbioma (microbios intestinales) de esos animales, modificando así la fisiología e incluso la conducta de los mismos.

Según el reporte, la situación se repitió en los últimos tres siglos en el contexto de la Revolución Industrial, pero solamente ahora, gracias a nuevas tecnologías y a la cooperación global entre científicos, las razones y las implicaciones de esos cambios comienzan a entenderse.

“Se abre la posibilidad de que la domesticación no sólo cambió el genoma de los animales, sino que también impactó la composición de su microbioma”, dijo Jessica Metcalf, coautora del estudio y profesora de ciencias animales en CSU.

“Si eso es verdad, los programas de cría deberán prestar atención a los microbiomas si quieren preservar el potencial funcional total de las razas de animales actuales. Y eso tiene potencialmente masivas consecuencias para la industria de la agricultura”, agregó.

Pero además de las consecuencias para la agricultura, el nuevo descubrimiento también afectaría los proyectos de reintroducción a ambientes silvestres de animales gestados en cautividad, dado que, con una composición distinta de sus microbiomas, esos animales tienen menos posibilidades que los animales salvajes de sobrevivir por sí solos.

Para llegar a esa conclusión, los expertos realizaron estudios de la secuencia genética de caballos domesticados y compararon esos resultados con la secuencia genética de los caballos Przewalski, una especia de caballos en peligro de extinción que se encuentran reservas naturales en Francia y en Mongolia, mayormente alejada de los humanos.

Los investigadores encontraron que los microbios intestinales de los caballos salvajes eran diferentes de aquellos en caballos domesticados y también diferentes de aquellos en caballos criados en cautividad y luego dejados libres, informa Efe.

“Estamos comenzando a entender las consecuencias de interrumpir las relaciones entre los animales y los microbios con los que han evolucionado juntos por decenas de millones de años”, concluye el estudio.