El gobierno Petro se acerca a la mitad de su mandato y por el momento sus grandes promesas van siendo solo dibujos en la pared.
No es la primera vez que Colombia pierde la posibilidad de organizar grandes eventos deportivos, ni la primera vez que asume el poder un Presidente que promete hacer la paz y generar un cambio sin hacer realidad dicha promesa. Al parecer, la historia se repite y el país sigue sin aprender de los errores del pasado.
Belisario Betancur Cuartas ascendió al poder luego de una gran movilización popular que buscaba cambiar el estilo liberal que gobernaba en ese entonces. Con el eslogan “si se puede”, el hijo de Amagá, de origen humilde, paisa y carismático, logró derrotar la maquinaria liberal que llegó dividida a las elecciones.
Gustavo Petro, también de origen humilde y que al igual que Belisario pasó por el Congreso de la República brillando con su retórica y habilidad discursiva, siendo opositor y crítico de los gobiernos de turno, logró derrotar en las elecciones a las vertientes políticas más conservadoras y atrayendo al establecimiento político que por años criticó, para que fuera determinante en su victoria.
Belisario nos puso a pintar palomas en las calles, en los andenes, en las fachadas, como símbolo de la paz venidera, pero como la mayoría de procesos terminó en frustración y su gobierno con una antipatía de los que lo eligieron.
Gustavo Petro en campaña llegó a decir que en solo tres meses como presidente acabaría con el ELN y firmaría la paz con esta guerrilla y por un breve momento puso a soñar al país con la idea de la paz total, pero como diría el mismo Petro, tras la muerte de Belisario: “la paz no había sido sino un dibujo en la pared”.
Ambos presidentes otorgaron una serie de amnistías como marco de sus procesos de paz, pero con pocos avances en las negociaciones, pues los grupos armados no cesaron en sus acciones delictivas mientras se aprovechan de los beneficios de los diálogos; amnistías y ceses al fuego para fortalecerse.
Por primera vez y luego de varios intentos Petro lleva a la izquierda al poder, como Belisario llega a la Presidencia con un respaldo popular grande y con las banderas del cambio. El uno renunció a la sede del mundial de fútbol de 1986 dizque para construir escuelas y hospitales, y ni lo uno ni lo otro. Y Petro dejó perder la sede de los Juegos Panamericanos, el segundo evento más importante del deporte después de los Olímpicos y anuncia que invertirá los recursos en juegos intercolegiados que ya existen.
Al parecer la capacidad de soñar de ambos presidentes les alcanzaba para estar convencidos en que tendrían éxito negociando la paz al mismo tiempo con varios grupos armados, pero no les daba para creer que Colombia podía ser sede de grandes eventos deportivos, construir infraestructura de punta y anunciarle al mundo que en nuestro país sí se puede, como diría el slogan de campaña de Belisario.
El gobierno Petro se acerca a la mitad de su mandato y por el momento sus grandes promesas van siendo solo dibujos en la pared.
Dos Presidentes, dos estilos, dos esperanzas que serán dos decepciones, estamos caminando hacia allá.
Por: Víctor Manuel Salcedo
Representante a la Cámara partido de la U.