Contra todo pronóstico técnico, académico, estadístico, científico, fiscal, fue aprobada en segundo debate la polémica reforma a la salud del Gobierno de Petro.
Contra todo pronóstico técnico, académico, estadístico, científico, fiscal, fue aprobada en segundo de cuatro debates la polémica reforma a la salud del Gobierno de Gustavo Petro. No la tuvo fácil el gobierno del cambio pues después de 10 meses de radicado el proyecto logró ser aprobado en la Cámara de Representantes, dejando como saldo crisis ministeriales, partidos políticos saliendo de la coalición de gobierno, algunos amenazando que lo harían, un cuestionado manejo para lograr los votos necesarios y un desgaste para el gobierno que con su obstinada persistencia en el proyecto fue perdiendo seriedad y credibilidad, acentuando cada vez más la imagen de un gobierno nada conciliador, guiado por la ideología antes que por el bien común.
Lo curioso es que si de buscar enemigos de la reforma se tratase, el principal enemigo fue el mismo gobierno y su bancada en el Congreso, solo por citar un ejemplo, la más reciente crisis fue generada por el mismo ministro de salud quien después de una reunión con el centro democrático dio declaraciones a la prensa a tal punto que el partido verde uno de los aliados del gobierno amenazó con no continuar más en la coalición, poniendo en jaque la aprobación de la reforma y presionando al ministro de la política a ir a la Plenaria de la Cámara y reconocer que el asunto había salido mal, pero como es costumbre en el gobierno del cambio el ministro de salud continuó con sus contradictorias declaraciones enfilando en contra de las vacunas y en contra del aumento de camas UCI durante la pandemia, nada sorprendente pues ya el país sabe que en este gobierno los ministros de minas están en contra de los hidrocarburos, la ministra de trabajo en contra de generar más puestos de trabajo, el de salud en contra de las vacunas y de habilitar más camas UCI, el de defensa en contra de hacer efectivo el uso legitimo de la fuerza y así sucesivamente.
Por mi parte de los 143 artículos que se pusieron a consideración en la Plenaria de la Cámara, ninguno acompañé de forma positiva, 87 voté negativo y de 57 artículos no participé en la votación. Razones para no acompañar la reforma existen muchas, algunas de ellas son: 1. En la propuesta no se contempla con seriedad y certeza cuanto le costará al país, por consiguiente, se puede concluir que es una propuesta insostenible fiscalmente, por lo que los riesgos en la falta de atención y en la continuidad en tratamientos son muy altos. 2. Existe duplicidad de funciones entre los actores lo que llevará a que los usuarios y pacientes tengan que acudir a muchas instancias sin que exista un actor que se encargue de ayudar a “navegar” al paciente por el sistema. 3. Los CAPS no cuentan con la experiencia ni el conocimiento para desarrollar sus funciones lo que hará que la adaptación para el usuario sea traumática en el nuevo modelo. 4. Desaparece el aseguramiento como responsabilidad directa de un actor, decir que el Estado es el responsable de asegurar es diluir la responsabilidad. 5. Se prometen garantías y mejores condiciones al talento humano en salud, pero no se establecen fuentes de ingresos que respalden este propósito lo cual queda en solo palabra escrita. 6. La reducción del riesgo financiero y el bajo gasto de bolsillo dos importantes logros del actual modelo de salud estarían en grave riesgo de perderse, pues ante el fracaso de la propuesta del gobierno los servicios privados de salud serían la opción más segura para los usuarios, esto también dado a que el valor mensual fijo de la UPC dejará de ser asignada a cada persona y pasará a una gran bolsa.
Realmente el gobierno tenía todo para hacerlo mejor, pero sin explicación razonable alguna tomó la vía más traumática, la de radicalizarse cada vez más, yendo en contra de múltiples actores que levantan la voz alertando de lo inconveniente de la propuesta, yendo en contra de los mismos pacientes y asociaciones de usuarios, yendo en contra de sus mismos electores.
Esperábamos una reforma que tuviera como eje del sistema al paciente y no una reforma que disputa en manos de quien quedará el manejo de los 90 billones más inversiones. Queríamos una reforma que abordase el tema del SOAT, de salud pública y los regímenes especiales con igual o más falencias que el sistema que se busca reformar.
Ojalá algún día podamos ser un país en donde la confrontación deje de ser la regla y más bien logremos importantes avances mediante la concertación, creo que de eso es lo que realmente se trata ser potencia mundial de vida.
Por:Víctor Manuel Salcedo
Representante a la Cámara