Los golpes de calor pueden contrarrestar el efecto devastador de un hongo que está mermando la población de ranas en todo el mundo, especialmente las autóctonas en bosques montañosos.
El hongo “chytrid” que ataca la piel de los anfibios crece y se reproduce mejor a temperaturas que oscilan entre los 17 y los 25 grados centígrados y puede ser eliminado a más de 29 grados centígrados, según la investigación liderada por Ross Alford, experto de la australiana Universidad James Cook.
“Las enfermedades emergentes causadas por los hongos pueden causar pérdidas globales catastróficas de la biodiversidad. Y si bien sabemos que la temperatura es uno de los factores importantes que influyen en las asociaciones con el receptor del hongo, nuestro conocimiento es incompleto”, comentó Alford.
El equipo de Alford descubrió que este hongo, incluso en su hábitat ideal, puede ser inhibido con pequeños golpes de altas temperaturas, apunta en un comunicado la universidad, reseñó Efe.
En su estudio, los científicos observaron que las poblaciones de ranas de los bosques secos sobrevivieron a los brotes de la chytridiomycosis al colocarse en las rocas expuestas a los rayos solares, a diferencia de sus vecinos de los bosques tropicales que murieron a causa de la enfermedad.