La investigación, dirigida por los doctores Brad J. Bushman, de la Universidad Estatal de Ohio, y Kelly P. Dillon, de la Universidad de Wittenberg, examinó a 104 niños con edades comprendidas entre los 8 y los 12 años, según el estudio publicado en la revista especializada JAMA Pediatrics.
Los pequeños, agrupados por parejas, visionaban de manera aleatoria veinte minutos de una película de acción en una de sus dos posibles variantes: la versión original o una editada en la que se habían suprimido las escenas en las que aparecían armas.
Tras el visionado, las parejas eran llevadas a una habitación en la que había un escritorio con armas de juguetes guardadas en un cajón.
De las 52 parejas que componían el grupo, 43 encontraron los juguetes, 14 de las cuales avisaron de su presencia a los responsables.
Según los responsables del estudio, la visión de imágenes violentas no tuvo ningún efecto significativo sobre qué parejas encontraron las armas o comunicaron su presencia a los adultos.
Sin embargo, sí se pudieron observar diferencias notables a la hora de jugar con ellas, reporta Efe.
Mientras que los niños que habían estado expuestos a imágenes que incluían armas pasaron una media de 53,1 segundos sosteniendo los juguetes y apretaron el gatillo 2,8 veces, los que vieron la versión editada apenas los cogieron 11,1 segundos y dispararon 0,01 veces.