Cuando William Friedkin rodó una de las obras de culto del cine de terror, “The Exorcist” (1973), no había asistido a una lucha con el maligno, algo que ha resuelto al grabar una del histórico Gabriele Amorth.
En la cinta, que ha generado gran expectación, Friedkin presenció el exorcismo oficiado por el sacerdote italiano, que, al admirar su célebre obra, le invitó con la condición de que asistiera sin luces, sin ayudantes y únicamente provisto de una pequeña cámara de vídeo.
“Cuando hice la película no había visto nunca un exorcismo, nos lo inventamos. Era mitología pero esto fue real”, dijo en una rueda de prensa en el Festival de Venecia, donde presentó un documental sobre el padre Amorth, histórico exorcista de Roma fallecido hace un año.
El resultado es un documental que repasa la vida del célebre exorcista y narra el caso de Cristina, una joven de treinta años de un pueblo cercano a Roma que asegura estar poseída por el diablo y que se somete, esta vez ante la cámara, a su novena sesión.
Estremecen sus convulsiones al escuchar los rezos y las plegarias del sacerdote y de sus propios familiares, sus gritos de pánico y la voz con la que, entre alaridos, ella misma se presenta como satanás, reseñó Efe.
“Estoy convencido de que lo que he visto era todo real. La película era todo ficción, los gestos de los personajes, del cura, eran ficticios. No hay nada de malo en ello. Pero en este caso, estábamos ante una realidad y teníamos miedo”, reconoció.
A pesar de que los gritos de Cristina tienen cierta cadencia cinematográfica, hasta parecer deformados, Friedkin aseguró que la voz no ha sido trucada en absoluto y que, de hecho, la encargada del montaje de la película “quedó muy sorprendida”.