Más seguridad y menos vigilancia: la apuesta de las nuevas tecnologías en seguridad privada

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Foto: Archivo

En materia de criminalidad, el hurto en Colombia en casi todas sus modalidades registró una fuerte caída durante el primer semestre del año 2020 según la Policía Nacional, muestra de ello son los hurtos en residencias, donde se obtuvo una reducción del 39,1%, la cifra más baja desde 2017. Sin embargo, la seguridad privada continúa siendo un problema crítico para varias ciudades en lo que respecta al inicio del segundo semestre del año, en un contexto que ha dejado una ola de asaltos en joyerías ubicadas en centros comerciales o robos en apartamentos de sectores exclusivos, por mencionar algunos.   

La realidad es que con crisis sanitaria o sin ella, el crimen en Colombia no descansa, por el contrario, se hace cada vez más sofisticado y se fortalece en sus finanzas por cuenta de la extorsión o el robo de bienes privados. Si bien la Policía Nacional y las fuerzas militares son fundamentales para reducir la criminalidad que se vive actualmente en el país, las empresas de seguridad privada y vigilancia se han convertido en entidades vitales para la protección de bienes y personas, ya que disuaden al delincuente quien normalmente busca objetivos que no cuentan con la protección adecuada.

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No obstante, si se desea ofrecer un servicio eficiente, las empresas de seguridad privada deben contar a su vez con un componente tecnológico a través del cual logren automatizar sus sistemas y procedimientos. Esto les permite a los guardias ejecutar sus tareas diarias en menor tiempo y con mayor precisión, incrementando así la productividad y la efectividad de sus operaciones de seguridad y resguardo.

Sobre esto, Julio César González, experto en administración de la seguridad y conferencista internacional, asegura que “las empresas de vigilancia tienen que vender más seguridad y menos vigilancia. Si solo se vende vigilancia, se está ofreciendo en realidad una persona, un servicio costoso y no una solución efectiva, pero si mezclamos la seguridad humana o menos vigilantes con sistemas de seguridad electrónica, esto da como resultado una administración basada en riesgos, vulnerabilidades y desempeño real”.   

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Cuando se utilizaban sistemas de videoseguridad, por ejemplo, antes de la llegada de la Inteligencia Artificial (IA), las agencias de seguridad dependían bastante del ojo humano para poder monitorear y detectar posibles situaciones de emergencia. Esto abría la posibilidad al error, ya que, según un estudio reciente de la NASA, cuando la revisión se hace a lo largo de 20 minutos la concentración disminuye al 20%, con lo cual se pasaban por desapercibidas varias situaciones de riesgo.  

Sin embrago, con el uso de la IA, es posible detectar situaciones de emergencia de forma autónoma, sin necesidad de que tenga que haber un guardia detrás del monitor las 24 horas del día. De acuerdo con Julián Medina, experto en seguridad privada de Motorola Solutions, “con el aporte que brinda la Inteligencia Artificial, los sistemas de videoseguridad ahora pueden reconocer e identificar si hay algún objeto en un lugar inusual, hacer reconocimiento facial, detectar comportamientos atípicos y así alertar al guardia sobre una posible situación de emergencia que podría evitarse a tiempo”.  

Un ejemplo claro de lo que explica González se da también en las tecnologías de la radiocomunicación, las cuales se han convertido en aliadas de los vigilantes durante los procesos de respuesta y detección de emergencias. La ausencia de este tipo de tecnologías de comunicación hace que no exista un flujo de información constante entre los guardias y que por ende los procesos de seguridad no funcionen de manera integrada.