Cientos de especies animales, incluidos peces y moluscos, han acabado ingiriendo la basura que en forma de microplásticos se acumula en el mar, sin que hasta el momento se conozcan bien sus causas o consecuencias.
Los últimos estudios sobre la materia señalan que hasta 529 especies salvajes se han visto enredadas en residuos marinos o afectadas por su ingesta, un riesgo mortal que se suma a los que ya afrontan decenas de ellas en peligro de extinción.
Por pequeños que sean, los microplásticos (de hasta cinco milímetros de diámetro y presentes en numerosos productos como los cosméticos) son parte de esa amenaza para las más de 220 especies que los absorben, algunas tan importantes en el comercio como los mejillones, las gambas, las langostas, las sardinas o el bacalao.
Un reciente informe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha recopilado lo que se sabe de las implicaciones que tienen esos desechos para la pesca y la acuicultura.
“Aunque nos preocupa la ingesta de microplásticos por parte de las personas a través de pescados y mariscos, actualmente no tenemos evidencias científicas que corroboren efectos dañinos en animales salvajes”, explica a Efe uno de sus autores, la investigadora Amy Lusher.
Estima que faltan aún muchos años de investigación, ante el vacío de información que existe y las muchas inconsistencias en los datos disponibles, reseñó Efe.
Para contribuir al debate, la revista especializada en biología de la Royal Society de Londres publicó recientemente un estudio que sugiere que ciertos peces están predispuestos a confundir el plástico con el alimento por desprender un olor parecido.