El método CRIPR-CAS es una “tecnología joven” que se ha aplicado a muchos organismos vivos, pero a ningún hongo ni al banano, indicó Argüello, quien se doctoró en los institutos Max Plank en Alemania.
El investigador señala que CRISPR-CAS permite seleccionar una secuencia específica en el genoma de un ser vivo y hacer un “corte”, a diferencia de otros métodos anteriores de mejoramiento genético en los que los cortes eran aleatorios y el tiempo para conseguir el resultado apetecido era mucho mayor.
Cuando hay un corte en una secuencia del ADN, la maquinaria bioquímica del ser vivo en cuestión se pone en marcha para repararlo e introduce cambios que pueden darle variabilidad genética y con ello más resistencia a determinados patógenos, explicó, reporta Efe.
El problema con el banano es que tiene poca variabilidad genética porque son pocas las variedades de la planta que se comercializan y eso las hace más vulnerables a amenazas como el Fusarium Raza 4 Tropical.