La ONU alertó hoy sobre la degradación de la situación humanitaria en Somalia por la falta de agua, una crisis que ha provocado que al menos 83.000 personas se hayan visto obligadas a desplazarse dentro del país desde noviembre, un número que va en aumento.
Los pronósticos indican que en la temporada actual (de marzo a junio) las precipitaciones seguirán estando por debajo del promedio.
Estas condiciones ponen en peligro la supervivencia del ganado, por lo que un número estimado de 2,7 millones de somalíes sufrirán de carencia alimentaria durante este periodo.
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Ello supone un aumento del 65 % en comparación con los niveles actuales, según datos de la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA).
Entre los afectados por los problemas de acceso a los alimentos habrá 840.000 niños menores de 5 años.
Ya se han identificado condiciones previas a la sequía en partes de Somalilandia, Puntlandia, Hirshabelle, Galmudug y Jubaland, tras las escasas lluvias que hubo finales de 2020 en estos lugares.
“Un gran número de problemas humanitarios –conflictos incluidos–, inseguridad alimentaria y un clima errático han afectado a Somalia durante décadas”, lamentó el portavoz de la OCHA en Ginebra, Jens Laerke.
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La ONU y todas las organizaciones con las que colabora en el terreno han pedido 1.000 millones de dólares de financiación para prestar ayuda humanitaria a 4 millones de personas en Somalia a lo largo de este año, pero por ahora solo se ha asegurado el 2,5 % de esa cantidad.
Frente a la emergencia en ese país y las escasas donaciones que está recibiendo, la ONU ha decidido acudir a un fondo especial para situaciones críticas del que podrá contar con 20 millones de dólares.