Con calles desiertas y barricadas se inició el jueves en varias ciudades de Venezuela el paro cívico convocado por la oposición por 24 horas, como medida de protesta contra la iniciativa del presidente Nicolás Maduro de llevar a cabo una Asamblea Nacional Constituyente para reescribir la carta magna del país petrolero.
Envalentonados tras recavar 7,5 millones de votos en un plebiscito no vinculante contra la Constituyente, líderes opositores dieron la largada a la “hora cero”, una escalada de las protestas callejeras que iniciaron en abril y en medio de las que han fallecido casi 100 personas.
Desde las 6.00 horas del jueves (1000 GMT) los adversarios de Maduro llamaron a millones de personas a paralizar Venezuela, azuzando el ya caldeado ambiente político y social.
En distintas zonas del país se suspendió el servicio de transporte privado, dijeron testigos a Reuters; al tiempo que la cuenta oficial en Twitter del Metro de Caracas reportaba “pocos usuarios” en el inicio de la jornada laboral del país petrolero.
“Me movilicé de madrugada en mi carro porque transporte no hay y por donde yo vivo ya comenzaron a trancar”, dijo José Vivas Pinzón, un jubilado de 64 años, que en la fronteriza ciudad de San Cristóbal, aguardaba en una fila frente a una oficina del estatal banco Bicentenario para cobrar la pensión.
En el pasado, la participación en este tipo de protestas se vio menguada por amenazas del Gobierno a unos 3 millones de trabajadores de las empresas y bancos estatales.
“Estoy de paro de corazón porque si faltamos al trabajo nos botan a todos”, dijo una ingeniera de 51 años que trabaja en Sidor, la mayor acería estatal de Venezuela, cuando esperaba el autobús de la empresa para ir a su sitio de trabajo, en el sur del país.
En la capital, las fuerzas de seguridad arrojaron gases lacrimógenos a primeras horas del día en algunas urbanizaciones del oeste, para dispersar a vecinos que intentaban colocar barricadas en las avenidas principales. Las autopistas en el arranque del día lucían despejadas, añadieron los testigos.
“UN FRACASO”
Venezuela atraviesa una de las peores crisis de su historia contemporánea con la inflación más alta del mundo, recesión económica y escasez de alimentos y medicinas.
La oposición señala al mandatario socialista como el principal responsable del descalabro económico, pero Maduro se ha defendido asegurando que es víctima de una “guerra económica” de sus adversarios que sólo buscan desbancarlo antes que culmine su mandato, a principios del 2019.
El presidente propuso la elección de una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la Constitución, argumentando que será un mecanismo para pacificar el país.
A pesar que la oposición no participará en la elección de los constituyentes el 30 de julio y que diversos gobiernos de América instaron a Maduro a respetar la voluntad de los millones que el domingo rechazaron su propuesta, el mandatario insistió en que la Constituyente va “llueva, truene o relampaguee”.
Pero en la antesala a la consulta electoral, el paro parecía tener una mayor acogida en comparación con el que convocó la oposición a fines de octubre del 2016, luego de amenazas del Gobierno de tomar el control de los negocios que no abrieran al público.
El oficialismo de todas maneras duda del poder de convocatoria de la oposición.
“La mayoría del país quiere trabajar. ¿Cómo pretenden que Venezuela avance con un paro cívico?”, se preguntó Nicolás Maduro Guerra, hijo del mandatario, en una radio local.
“Estoy seguro que va a ser un fracaso porque la gente está obstinada de que la tengan encerrada en su casa. La misma gente de la oposición nos lo ha dicho”, agregó el también candidato a la Asamblea Constituyente. Reuters