El presidente Gustavo Petro, inauguró en el Jardín de Rosas, anexo a la sede central de Naciones Unidas en Nueva York, un monumento dedicado al proceso de paz.
Petro, que tiene previsto intervenir esta tarde ante el Consejo de Seguridad, llegó al acto con más de una hora de retraso, y en ese tiempo tuvo esperando a 150 representantes del cuerpo diplomático y de la Secretaría General, hasta el punto de que varios embajadores se marcharon antes de que él llegara.
El monumento llamado Kusikawasay representa la mitad de una canoa que emerge desde la tierra, y es obra del artista colombo-chileno Mario Opazo, quien además creó dos réplicas similares, una en Bogotá y otra en La Habana, lugar donde en 2016 se firmaron los primeros acuerdos de paz entre el Gobierno y las Farc.
La particularidad de Kusikawasay es que ha sido forjado con el metal procedente de las armas a las que renunciaron los guerrilleros de las FARC con los Acuerdos de Paz en 2016.
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Fueron el propio Petro y el representante de las extintas Farc Diego Ferney Tovar, los que juntos desvelaron el envoltorio que cubría la escultura, una obra que de hecho lleva más de dos años en ese mismo lugar, a orillas del East River, sin que hubiera sido oficialmente inaugurada hasta hoy.
En sus palabras introductorias, Petro dijo que la escultura quedará “por décadas” en este jardín de la ONU, que pasa a ser así “patrimonio de la historia de la Humanidad y de nuestra propia historia”, y señaló que es el símbolo perfecto de cómo “en Colombia hacemos y deshacemos violencias”.
Pese a felicitarse por los Acuerdos de Paz, que suelen ser citados en la ONU como ejemplares, Petro no dejó de recordar las asignaturas pendiente que enfrenta su país, que es “el más desigual del mundo” según datos que dijo proceden de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Por su parte, Tovar contó que él es el primer miembro de las Farc que desde 2016 puede viajar a Nueva York, y subrayó que el proceso de paz aún tiene muchos obstáculos que superar, pues desde su firma han muerto violentamente -por parte de grupos opuestos al proceso- 1.621 personas entre líderes y defensores de derechos humanos, además de 428 firmantes del acuerdo.
EFE