Una aplicación para teléfonos móviles inspirada en Pokémon Go se ha convertido en una herramienta de gran utilidad para voluntarios que tratan de “actualizar mapas” sobre los movimientos del agua a partir del curso de riachuelos.
La aplicación “Stream Tracker” (Rastreador de arroyos) permite que el usuario, al llegar a un arroyo, responda preguntas sobre su ubicación, si el agua fluye o si el arroyo está seco o congelado, información que luego llega al Departamento de Ciencias de Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Estatal de Colorado (CSU).
La aplicación siguió el patrón del juego de realidad aumentada Pokémon Go, en el que los jugadores se desplazan por distintos lugares para tratar de capturar a las populares criaturas de Pokémon, y recibió fondos de la NASA para su desarrollo en conjunto con CitSci (sigla de Ciencia Ciudadana), un grupo creado en 2007 para fomentar la participación del público en la ciencia.
“¿Cómo podemos desarrollar mejores pronósticos sobre el movimiento del agua si ni siquiera sabemos dónde están los arroyos?”, se preguntó Stephanie Kampf, hidróloga y profesora de CSU, en declaraciones a Efe.
“Mientras muchas personas van de un lugar a otro con sus teléfonos móviles recolectando Pokémons, nosotros tratamos de entender los arroyos. Entonces pensamos que sería una gran idea que toda esa gente recolectase datos útiles”, agregó.
Inicialmente, 64 voluntarios de Colorado comenzaron a supervisar 337 arroyos en el estado de las Montañas Rocosas, logrando más de 4.500 mediciones y 2.150 observaciones.
Gracias a CitSci, el proyecto se expandió a 483 sitios en todo el planeta, con más de 750.000 puntos de recolección de datos a nivel global.
En Colorado, los voluntarios vigilan arroyos cerca de nidos de águilas y en los estados de Virginia y Virginia Occidental se reúnen datos sobre el agua cerca de operaciones de extracción de gas natural.
Según Kampf, los datos recolectados han permitido crear mejores mapas, incluso de aquellos pequeños arroyos que naturalmente fluyen con intermitencia, los cuales son parte de un “ecosistema sano”.
“Los arroyos intermitentes son todos importantes porque alimentan caudales más grandes. Son como los vasos capilares de nuestro cuerpo: pequeños, numerosos y vitales”, indicó Kampf.
Para estudiar en detalle esos “vasos capilares del planeta”, los científicos necesitan la ayuda ciudadana, ya sea de estudiantes de una escuela primaria que van de paseo, de familias que pasan un día en las montañas o en la playa, o aficionados a la ciencia deseosos de contribuir con el proyecto.
La doctora explicó que no se necesita ningún tipo de formación científica o de conocimientos tecnológicos, sino solo la habilidad de llegar hasta uno de los puntos de monitoreo y usar el sitio web de CitSci para ingresar los datos solicitados.
Esa información luego se analiza “desde una perspectiva científica” para entender el mecanismo de flujo de los arroyos, lo que a su vez permite pronosticar el suministro de agua en una región y, como consecuencia, crear mejores mapas del hábitat de las especies acuáticas.
Esos datos luego se comparten con las comunidades correspondientes, confiando en que la información “motivará a la gente a participar en la protección de los caudales de agua”.
“¡Y todo esto inspirado por Pokémon!”, dice con asombro Kampf.
“Es algo fascinante. Siempre vale la pena bajarse del carro porque si una presta atención, se puede escuchar el arroyo fluyendo”, comentó por su parte Kira Puntenney-Desmond, especialista de CSU.
“La participación en nuestro proyecto creció más rápido que nuestra habilidad para analizar todos los datos que estamos recolectando, así que estamos en el proceso de buscar fondos para aumentar capacidad”, agregó.
El resultado será una base de datos con información de todo el planeta que permita actualizar mapas, incrementar la certeza de los pronósticos de suministro de agua y detectar arroyos “en problemas”.
Según las investigadoras, la misma “creatividad, energía y entusiasmo” se usará para desarrollar otras herramientas capaces de monitorear caudales en lugares inaccesibles o de difícil acceso.
“El movimiento global de monitoreo de arroyos podría convertirse en una coalición global cuya prioridad sería evaluar y restaurar esos arroyos”, enfatizó Kamp, informa Efe.
La aplicación se expandió más allá de riachuelos y ya se usa para observar a pequeños mamíferos en Oregón, aves en Alaska y hasta algas en las costas de Carolina del Sur, según señalaron desde CSU.